10.12.05

Descolocado

Cuando aún no ha terminado de amanecer, inicias tu caminar, conduciéndote a través de caminos que crees conocidos y bien ciertos.
A ti que en tu paso decidido no te gusta más que mirar al frente, despreocupado de cuanto pasa alrededor. Tu que observas ya sin el más leve parpadeo cómo algunos se incorporan a tu día prescindidendo de tu presencia, quieren estar y lo hacen, nada más les importa; mientras otros desaparecen no como han llegado, no se van sin más, antes te hacen frenar en seco, poco importa que no les vuelvas a ver.
Pero qué frágil es el equilibrio. Un golpe de aire es suficiente para descolocarte y ponerte en el carril de al lado. Décimas de segundo en que eres menos dueño de nada que nunca.