Suerte

No soy más rica que ayer pero al menos tan pobre como mañana.

Es lo que ocurre cuando sales a la calle y ves a la grúa municipal enfilando hacia tu coche. Si, ese que te lleva y te trae por todo tipo de caminos; que te pone música y no dice nada porque demuestres tu mal hacer cantando; que te da calor o fresquito según necesites...  

Intentas entonces justificar lo injustificable. Ni siquiera tienes cuenta en una moderna asesoría jurídica de las que lo mismo te tramitan la creación de una sociedad, que te redactan un contrato, la reclamación de tu hijo a su profesor del instituto por una inmerecida nota o te recurren una multa. Te las tienes que valer por ti misma.

Y el azar hace que resultes creible. A toda prisa te metes en tu coche, arrancas y piensas que ha sido tu día de la suerte.